*Celebrar el Día del Periodista con sangre y humillación en las calles
A veces hay asuntos que no se deben hacer públicos porque pertenecen a un pequeño grupo que no influyen en la vida de nadie cuando actúan de manera insulsa; sin embargo, se hace necesario llamar la atención de esos grupitos para invitarlos a razonar como seres maduros y profesionales, de manera que su ejemplo sirva a otros para mejorar las actitudes. Pareciera olvidarse que los valores morales y espirituales perfeccionan a las personas, llevándolos a vivir en armonía, haciéndolos más humanos y con mayor calidad de vida.
Independizarse o ignorar la realidad del país son posturas que cada persona debe asumir a su real y libre albedrío. Pero cuando esa decisión atañe a los asuntos referidos a la convivencia humana se debe hacer autostop a una acción que podría interpretarse como desconsideración, falta de respeto e indolencia, sobre todo cuando la acción viene de individuos que lograron llegar a la universidad y pasaron por las manos de sus representantes para moldear normas y conducta cívica y de esta manera enfrentarse ante la sociedad.
Mientras el régimen continúa en su terrorífica y brutal persecución, agresión y aniquilamiento de periodistas y medios de comunicación en el país, el razonamiento de ciertos grupos del gremio periodístico es cuestionable, viven en una galaxia particular como seres extraterrestres. No dan valor o importancia a lo que realmente sucede en el país y que nos afecta a todos, especialmente el problema de la inseguridad, los derechos humanos y las libertades, en sobremanera la libertad de expresión, temas que abundan en las páginas de los diarios nacionales, regionales e internacionales.
Son muchos los casos sobre atropellos y muertes a trabajadores de la prensa a lo largo de 16 años de comunismo en Venezuela, pero el más reciente fue el acto impertinente cometido por las autoridades contra una periodista y fotógrafo del diario El Aragüeño. La periodista declaró que “fue desnudada pues supuestamente llevaba un arma. Una funcionaria la obligó a saltar en cuclillas, su frente también fue golpeada contra una pared”. El fotógrafo “fue golpeado y arrastrado hasta un calabozo donde fue esposado, al reclamar maltrato contra su compañera de labores”. El hecho ocurrió cuando los citados cubrían una pauta de trabajo.
En la arruinada Isla de Margarita también han sido maltratados los periodistas durante sus labores pertenecientes a medios privados. No obstante, los del área pública viven en su nube particular, deambulan en una especie de fobia o un miedo irracional y enfermizo de perder el dinero obtenido de sus sueldos, por lo que se someten sin ninguna ética a lo que les conviene. Entretanto, el gremio que agrupa a los periodistas en Nueva Esparta, demuestra su independencia a los problemas graves del país y para el próximo 27 de junio, Día del Periodista, organizan una agenda de festividades para celebrar la efemérides ¿En qué país estamos? No somos dolientes de nada ni nadie, arrastrados por el acomodo personal sin detenerse a pensar en otros que han sido violentados ¿A quién se debe íntegramente el periodista?
No se trata de un duelo o radicalismo permanente. Los profesionales egresados de las distintas y reconocidas universidades públicas o privadas, son preparados para servir al país, no a individualidades o grupos, en ese punto también se mide el desarrollo de la sociedad. Si a los periodistas funcionarios del régimen no les importa en absoluto lo que sucede a otros venezolanos que cumplen su rol a cabalidad en los medios de comunicación, pueden continuar con las gríngolas de enajenación para terminar en lo que son, periodistas del montón. La crisis ha derribado las caretas.
Venezuela se encuentra hundida en la más cuantiosa pérdida de sus valores humanos, morales, socio cultural y es una verdad como alto es el cielo sobre la tierra. Es tiempo de armar una gran fuerza para lograr la paz, mejorar las relaciones y derrotar la violencia física como medio para alcanzar los ideales de justicia y libertad. Ir a lo seguro es confiar en el máximo potencial que tenemos, actuando más sobre el interés común y ganar poder debilitando el caos social. No es tiempo de celebrar.
@susanamorffe
No hay comentarios.:
Publicar un comentario