sábado, 4 de junio de 2016

OPINIÓN (Siembra seguro. Promociónate aquí)

LUIS ALMAGRO, UNA VOZ VALIENTE EN VENEZUELA
Editorial


Venezuela como se ha hundido en el caos económico y una crisis humanitaria, sus vecinos del hemisferio, incluyendo los Estados Unidos, han mirado sobre todo a la inversa. Irresponsable, proponen "diálogo" entre el régimen del presidente Nicolás Maduro, y la oposición, haciendo caso omiso de violaciones flagrantes del gobierno de orden constitucional y democrático y su negativa a negociar en serio desde hace mucho tiempo.
La notable excepción a este triste historial diplomático ha sido Luis Almagro, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos. Desde que asumió el cargo hace un año, el ex canciller uruguayo ha reavivado la organización regional una vez al moribundo al convertirse en un elocuente defensor de la democracia y los derechos humanos. Esta semana el Sr. Almagro sorprendió a sus compañeros tímidos hombres de estado proponiendo que la OEA revisara formalmente adherencia de Venezuela de la Carta Democrática Interamericana, un tratado de 2001, que se une a los miembros de la OEA a las normas democráticas y prevé una acción colectiva cuando son violados.
En una carta de 132 páginas al Consejo Permanente de la OEA, el Sr. Almagro documenta violaciones de barrido del gobierno de Maduro. el estado de derecho y la creciente crisis humanitaria causada por alimentos, medicinas y la escasez de energía. Él pidió la liberación inmediata de los presos políticos y medidas para reparar las instituciones y combatir la corrupción. Lo más importante, destacó que un referéndum revocatorio del Sr. Maduro, buscado por la oposición y previsto en la Constitución, debería celebrarse este año. "Por eso depende de la democracia en Venezuela", concluyó el informe.
La buena noticia es que la audaz acción del Sr. Almagro llevó al consejo permanente de la OEA a convocar su primera reunión sobre Venezuela en dos años – a pesar de la postura bufonesca del Sr. Maduro, quien llamó a una manifestación en Caracas para decirle al señor Almagro a “cosas” sobre su informe. La mala noticia es que la cobardía y los burdos cálculos políticos por parte de los miembros del consejo le llevaron a emitir otra exhortación anodina de “diálogo”.
La falta de respuesta fue orquestada por Argentina, a pesar de que su nuevo presidente, Mauricio Macri, dijo después de su elección en noviembre pasado que apoyaría la acción colectiva por violación de las normas democráticas de Venezuela. Eso fue entonces: ahora la canciller de Macri tiene la esperanza de ser elegida como próxima secretario general de la ONU, y por ello está ansiosa de apaciguar a Venezuela y su menguante grupo de aliados.
Al menos Buenos Aires tiene una excusa, pero el gobierno de Obama se ha unido inexplicablemente el coro vacío de “diálogo”, mientras que no toma una posición sobre la carta del Sr. Almagro. El Secretario de Estado John F. Kerry se tomó un tiempo de su búsqueda infructuosa de negociaciones en Siria la semana pasada, para realizar una llamada de apoyo al expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero , quien encabeza el trío de hombres de estado de izquierda que han tratado de mediar en las conversaciones en Venezuela . Ellos no han logrado nada, por la misma razón que Kerry ha fracasado en Siria: carecen de influencia sobre un régimen criminal e intransigente.
De hecho, el Sr. Almagro indicó con aspereza en su carta, el diálogo político es inútil sin “un compromiso a priori con la democracia y el estado de derecho”. La solución en Venezuela, argumentó con razón, no son conversaciones sino votos. “Cuando el sistema político de un país es extremadamente polarizado, la única solución debe venir de la decisión del soberano”, dice el informe .
El jueves, el Sr. Almagro, reiteró su llamado a una revisión de Venezuela bajo la Carta Democrática. Está calculando que una mayor presión diplomática podría obligar al régimen Maduro para programar una consulta popular. El Sr. Almagro debería contar con el apoyo de los Estados Unidos.

@washingtonpost (viernes 3 de junio)

♦♦♦

LA FAENA DE ALMAGRO
Fernando Luis Egaña

El socialista uruguayo Luis Almagro, canciller en el gobierno del antiguo líder guerrillero-montonero Pepe Mujica, está demostrando ser el secretario general que necesitaba la OEA. No hace falta valorar a algunos de sus predecesores para saberlo. En todo caso, Almagro se muestra decidido a asumir con seriedad sus responsabilidades, una de ellas, acaso la principal, velar por que el compromiso con la democracia no quede en letra muerta o, peor, acomodaticia.
La OEA tiene una Carta Democrática Interamericana que defiende la legitimidad de la democracia en dos sentidos: legitimidad de origen y legitimidad de desempeño. Un régimen puede haber surgido de unas votaciones, pero si ejerce el poder de manera despótica, entonces, carece de legitimidad democrática. Una verdad tan sencilla de entender fue oscurecida durante mucho tiempo, incluso en relación con las cuestionadas votaciones, pero Almagro ya no se quiere prestar a esa comparsa.
Es obvio que la tragedia venezolana encaja en los supuestos de masivas violaciones de los derechos democráticos que consagran la Carta Democrática Interamericana, así como cualquier otro instrumento que promueva los derechos humanos, sea hemisférico, regional o global. En Venezuela impera una hegemonía despótica y depredadora que ha arruinado al país y lo está destruyendo de forma implacable. Nuestra realidad es la de un volcán social en plena y arrasadora erupción.
La abrumadora mayoría de los venezolanos ya es consciente al respecto, y en la comunidad internacional aumenta la preocupación por la crisis humanitaria que padece nuestra nación, y sus impredecibles consecuencias en términos de anarquía y violencia. Ese es el contexto en que debe entenderse la actuación del secretario general de la OEA, quien, por lo demás, no era considerado adversario sino más bien amigo de la supuesta “revolución bolivarista”.
A un personaje tan predecible como Diosdado Cabello no se le ocurre otra cosa que tratar de descalificar a Almagro jugando con su nombre y llamándolo “almugre”. Una profundidad argumental del mismo nivel de tantas y tantas vituperaciones acostumbradas. Pero el tema de fondo sigue siendo válido, o incluso más: el mundo no puede abandonar a Venezuela y tiene que apoyar la aspiración democrática de su pueblo.
Pero no solo sus aspiraciones de democracia, sino la posibilidad de conseguir comida, medicinas, de no vivir acosado por esa mezcla de hampa y poder que domina todos los espacios. En suma, el pueblo venezolano aspira a la dignidad elemental de la persona humana, que la hegemonía roja le ha arrebatado. El socialista uruguayo Luis Almagro se ha dado cuenta de esto y actúa en consecuencia. Esa es su faena.
Pero es, sobre todo, la faena de los venezolanos para levantar al país de la postración. La faena de los latinoamericanos de buena voluntad que no pueden ignorar el drama que acá se sufre. La faena que debe ser completada para que Venezuela tenga esperanza y tenga futuro.

flegana@gmail.com

♦♦♦

¿POR QUÉ LA CARTA DEMOCRÁTICA?
Héctor E. Schamis

La Carta Democrática se firmó el 11 de septiembre de 2001 en Lima. El lugar escogido no fue casualidad, ya que la creación de ese instrumento estuvo inspirado en el Perú de 1992, cuando Fujimori disolvió el Congreso, suspendió la constitución y avasalló al poder judicial.
En aquel momento la OEA denunció los hechos; Brasil, Costa Rica y Argentina retiraron sus respectivos embajadores; y Panamá y Venezuela rompieron relaciones diplomáticas. Pero de ahí al futuro, aquella crisis sería un parte aguas intelectual y político. Obligó a repensar la propia noción de ruptura democrática, ya no reducida al clásico golpe militar.
Al disolver el Congreso, un presidente democráticamente electo también podía producir una ruptura de régimen, el autogolpe. Para intervenir ante crisis análogas en el futuro—es decir, mediar y, de ser necesario, sancionar—se escribió y se firmó la Carta. Y se la invocó en las crisis de Venezuela en 2002 y de Honduras en 2009.
Hoy se la invoca otra vez, siendo jurídicamente pertinente en la premisa que el caso de Venezuela de hoy no es diferente al de Perú de 2002. El texto de Almagro documenta lo que la comunidad internacional conoce sobradamente: que Venezuela vive hoy en un régimen sin separación de poderes, atributo que define la democracia y el Estado de Derecho.
A saber. El Poder Legislativo está impedido de legislar, con lo cual se halla en un estado de disolución de facto. El Tribunal Superior de Justicia es un apéndice del Ejecutivo, jamás ha emitido una sentencia en su contra y veta toda ley que el mismo le solicita. En consecuencia, los presos políticos siguen presos, a pesar de la Ley de Amnistía y a pesar de haber sido condenados con evidencia falsa, según confesión del propio fiscal del caso Leopoldo López, tal vez el más notorio pero no el único.
El Consejo Nacional Electoral también responde al gobierno, habiendo comenzado a invalidar firmas de los peticionarios del referéndum revocatorio. El Ejecutivo usa decretos de excepción y de emergencia económica arbitraria y exageradamente, vulnerando el necesario equilibrio de poderes. Por todo ello, el Ejecutivo incumple la Constitución, la misma que el fundador del partido oficialista escribió y aprobó por abrumadora mayoría en 1999.
Quien diga que esta situación no amerita el uso de la Carta Democrática tendrá que recurrir a todo tipo de acrobacia discursiva. Así sucede. Para eso hablan de diálogo, en la República Dominicana y auspiciado por tres expresidentes: Fernández, Torrijos y Zapatero. Adelante con él, pero quedan preguntas sin responder.
¿Por qué Unasur es la única organización hemisférica que participa en este diálogo? ¿Por qué no se ha convocado también a expresidentes cercanos a la oposición? ¿Por qué no se dialoga con la Carta Democrática en la mano, documento hemisférico fundacional para la mediación en este tipo de crisis? ¿Por qué se deja de lado a la OEA, máxime cuando los que promueven el diálogo han dicho que apoyan la realización del referéndum revocatorio? Es que si se lleva a cabo el referéndum, además, la OEA es el único organismo regional con la experiencia y la capacidad técnica para monitorearlo.
Finalmente, los que promueven el diálogo han olvidado mencionar un ingrediente imprescindible en toda mediación de conflicto: la buena fe entre las partes. O tal vez no conocen ese requisito. Ocurre que no han dicho ni una palabra acerca de la amenaza más reciente de Maduro: acusar ante el TSJ a la directiva de la Asamblea Nacional por el delito de traición a la patria.

@hectorschamis

♦♦♦

¿QUÉ DECIDIÓ EL CONSEJO PERMANENTE DE LA OEA? ¿Y LA CARTA DEMOCRÁTICA?
Mariano de Alba

Horas antes de que Luis Almagro, Secretario General, invocara la Carta Democrática, la delegación de Argentina convocó a una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA. El objetivo, según la convocatoria, era la emisión de una “declaración conjunta” sobre la crisis en Venezuela.
Durante la extensa reunión del 1º de junio, los representantes de los países miembros de la OEA discutieron superficialmente la situación política en Venezuela. El foco del debate se concentró en cuál declaración debía adoptarse. Argentina y México presentaron un proyecto que contaba con el apoyo de la mayoría de los 34 Estados miembros. Por su parte, Venezuela presentó su propio proyecto y concentró sus esfuerzos – acompañada de Bolivia, Nicaragua y algunos países del Caribe – en tratar de bloquear la declaración propuesta por Argentina y México.
Finalmente, el Consejo Permanente adoptó por consenso una declaración prácticamente igual a la que al principio del día había sido propuesta por Argentina y México. El hecho de que haya sido aprobada por consenso implica que el gobierno de Venezuela estuvo de acuerdo con el texto de la declaración.
¿Qué dice la declaración?
A través de la declaración, el Consejo Permanente de la OEA manifestó lo siguiente:
1. Su fraternal ofrecimiento a la hermana República Bolivariana de Venezuela a fin de identificar, de común acuerdo, algún curso de acción que coadyuve a la búsqueda de soluciones a su situación mediante un dialogo abierto e incluyente entre el Gobierno, otras autoridades constitucionales y todos los actores políticos y sociales de esa nación para preservar la paz y la seguridad en Venezuela, con pleno respeto a su soberanía.
2. Su respaldo a la iniciativa de los ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero de España, Leonel Fernández de la República Dominicana y Martín Torrijos de Panamá, para la reapertura de un diálogo efectivo entre el Gobierno y la Oposición, con el fin de encontrar alternativas para favorecer la estabilidad política, el desarrollo social y la recuperación económica de la República Bolivariana de Venezuela.
3. Su respaldo a las diferentes iniciativas de diálogo nacional que conduzcan, con apego a la Constitución y el pleno respeto de los derechos humanos, de manera oportuna, pronta y efectiva a la solución de las diferencias y la consolidación de la democracia representativa.
4. Su apoyo a todos los esfuerzos de entendimiento, diálogo y a los procedimientos constitucionales.
La declaración vs. La Carta Democrática
La interpretación que debe dársele a la adopción de la declaración luego de la invocación de la Carta por el Secretario General Almagro es que los países miembros de la OEA (que son los que al final tienen poder de decisión en esa organización) no consideran conveniente, por ahora, activar la Carta Democrática.
La declaración apuesta fundamentalmente por apoyar el proceso de diálogo que están adelantando los ex-presidentes Zapatero, Fernández y Torrijos con el apoyo de la UNASUR. Como explicaba en mi último artículo para Prodavinci, la promoción de un proceso de diálogo es básicamente la misma consecuencia que tendría la activación de la Carta. La diferencia está en que con la declaración, el Consejo Permanente promueve el diálogo pero evita juzgar al gobierno de Nicolás Maduro, es decir, sin decidir si existe una alteración grave que afecta el orden democrático en Venezuela.
Un diálogo con condiciones
Sin embargo, tomando en cuenta que el lenguaje diplomático debe leerse entre líneas, la declaración del Consejo Permanente no llama a un diálogo sin condiciones. La declaración hace referencia al pleno respeto de los derechos humanos y al apoyo a los procedimientos constitucionales.
Esas referencias, en conjunción con lo que expresaron los países promotores de la declaración durante el debate en el Consejo Permanente, puede interpretarse como un claro recordatorio de la mayoría de los países de la OEA de que el diálogo por sí sólo no basta. Por ejemplo, el representante de Colombia hizo referencia a un “diálogo efectivo que no retrase las soluciones”. Costa Rica recordó la importancia del “respeto a los principios democráticos” y Guatemala exigió “respeto a los procedimientos constitucionales para el cambio de gobierno”.
La mayoría de los países de la región reconoce que aunque la solución a la crisis le corresponde fundamentalmente a los venezolanos, la realización del referéndum revocatorio, la búsqueda de soluciones ante la crisis humanitaria y el respeto a los derechos humanos de los venezolanos son condiciones que necesariamente deben estar presentes en la agenda para que el diálogo sea fructífero.
¿Cómo queda ahora la aplicación de la Carta Democrática?
En principio, la declaración no debería afectar la invocación de la Carta realizada por Almagro. El Consejo Permanente tendría que reunirse próximamente para, mediante una votación, decidir si activa o no los mecanismos que prevé la Carta.
Sin embargo, teniendo en cuenta el texto de la declaración y que sería el mismo Consejo el que decidiría si aplica la Carta, resulta obvio que, por ahora, el esfuerzo de la comunidad internacional se va a concentrar en el proceso de diálogo y no se discutirá la activación de la Carta. Hay que advertir que dependiendo del resultado del proceso de diálogo y el desenvolvimiento de la crisis en Venezuela, los países vuelvan a reunirse y decidan discutir si es necesario activar la Carta.
MERCOSUR tratará ahora la crisis de Venezuela
Luego de adoptada la declaración en el Consejo Permanente, la representante de Paraguay informó que su país convocará próximamente a una reunión de cancilleres de los países miembros del MERCOSUR, en donde coinciden Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
Paraguay, que fue el único país que no se sumó al consenso, llamó la atención del Consejo Permanente de que la realización del referéndum revocatorio debe ser “el punto de partida” para cualquier diálogo y declaró que los países no pueden “seguir con procedimientos dilatorios”.
Es probable que en las próximas semanas veamos la discusión de la crisis venezolana en otro foro internacional y quizás en esa organización se invoque el Protocolo de Ushuaia II, un instrumento muy parecido a la Carta Democrática y el cual explicaré pronto en Prodavinci.

@marianodealba

♦♦♦

No hay comentarios.:

Publicar un comentario