sábado, 27 de agosto de 2016

OPINIÓN

MI DERECHO A PROTESTAR
Susana Morffe

A medida que se acerca el momento de la "Gran Toma de Caracas", luce obvia la adhesión de protesta general entre los venezolanos para gritar a los cuatro vientos el necesario cambio de gobierno que permitirá enrumbar y oxigenar el país.

A la par, en el ánimo de la gente está presente la necesaria y urgente elección de los cuadros políticos en comicios regionales para elegir a gobernadores en cada entidad y desintoxicar el país de la gestión militar que se ha estrechado para enlodar las políticas públicas.

Con los cambios surgidos recientemente en el régimen no sorprende que ahora los oficiales de Alto Mando, se organicen para ejecutar tareas propias de la empresa privada en la comercialización y venta de productos alimenticios. Un pabellón será ahora un pelotón criollo, la yuca, el casabe, cualquier tipo de verdura cumplirán su toque de diana para mostrar su fuerza en los mercados municipales. No hay lugar para al desperdicio si los alimentos presentan daños.

Los venezolanos estamos cansados de las imposiciones, de las arbitrariedades bajo el control de la bota militar que ha deshonrado sus principios y olvida su compromiso con la verdadera Patria de Bolívar y no la de un partido político al cual le está negado su reserva y compromisos personalistas.

Venezuela se enfrenta a su más férrea lucha por retomar la conducción de la Nación en condiciones absolutamente democráticas, donde se debatan las ideas, se respeten los derechos y se asuma la inalienable libertad para disentir, tal como reza en el Artículo 57 de la Carta Magna: “Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecer censura. Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado. No se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los que promuevan la intolerancia religiosa. Se prohíbe la censura a los funcionarios públicos o funcionarias públicas para dar cuenta de los asuntos bajo sus responsabilidades”.

Las deformaciones solo conducen a una vía y es la del Referendo Revocatorio, en momentos en que el país tuerce su rumbo normal para dar paso a la desnaturalización de los principios básicos, ética y moral de Venezuela, mancillado por los que han jurado ante la bandera, lealtad y respeto a los derechos constitucionales.

En menos de una semana, los venezolanos avergonzados por los horrores que se han vivido a lo largo de los últimos 17 años, aspiran una salida sensata que permita lograr un futuro en mejores condiciones de vida. Por eso, la “Gran Toma de Caracas” el 1° de septiembre, no es otra cosa que el clamor de todo un pueblo ávido de ser escuchado.

Los militares son los llamados a escuchar a este pueblo venezolano al cual deben servir. Que no se presten a componendas revoltosas para humillar a la gente con golpes y ataques químicos, hasta robarles su condición humana de seres auténticamente libres por condición e identidad.

Una concentración como la prevista para la próxima semana merece atención de los que ostentan el poder para rectificar y permitir que no se vulneren los derechos de una gran mayoría de venezolanos postrados en la miseria, por las falsas e inútiles políticas que no han producido el bienestar de las familias venezolanas. De eso tienen constancia los gobernantes, al reconocer el Instituto Nacional de Estadísticas que la pobreza ha aumentado en el país.

Que se abran las puertas para la libertad, que se escuche lo que tiene que decir el pueblo, que la fuerza militar no desmejore su habitual presencia para socorrer y ayudar a los ciudadanos, que la acción cívica del 1° de septiembre sea la culminación para la mejor solución a la crisis. Que Dios lo permita.

@susanamorffe

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