FALTA EL EPÍLOGO
Susana Morffe
Cada vez con los días, y deseamos que no siga con los años, la situación del país se va convirtiendo en una bomba de tiempo, como la anunciada Tercera Guerra Mundial. El presupuesto de la nación quedó consumado por una vía distinta. Voces del área política, militar, económica y colectiva, van colocando un grano de explosión con sus anuncios verbales y escritos, por lo que tenemos y lo que ha de venir. Nada estimulante para brindar tranquilidad a una población arrodillada, tal como la querían.
Años atrás, el General (r) Guaicaipuro Lameda escribió en detalle lo que a juicio ha sido una “conspiración extranjera” que se gestó en La Habana, con los cerebros tenebrosos de Fidel Castro, su hermano y el combo que los acompaña. El escrito ha vuelto a circular por las redes sociales, titulado “La receta de Fidel”.
En líneas generales, Lameda acentuó una “receta política” que se ha ido ejecutando en Venezuela, interrumpida brevemente por el fallecimiento del líder revolucionario eterno del país y agudizada por el inapropiado heredero, aún en vigencia.
Hemos leído de nuevo cada uno de los ingredientes de la “receta” que se la dio a conocer Castro a Lameda, durante un almuerzo (año2000) escenario bien apropiado para crear la “receta” y llamar la atención de una de las exquisiteces: “Empobrecimiento colectivo como medio de dominación política”. Se agrega: “A la gente hay que mantenerla ocupada aunque sea buscando comida. Mientras buscan cubrir sus necesidades básicas, manténgalos presionados con los cuerpos de seguridad e inteligencia para que no murmuren y sientan temor”.
La estrategia, que sin duda es un plato monumental de atrocidades para digerirlo en el Sahara, tiene un tiempo de cocción de 30 años. “Tres generaciones, los mayores se resisten pero desaparecen por razón natural de edad, los jóvenes viven la ambigüedad entre lo que impone la revolución y lo que le transfieren los mayores, y finalmente los niños que aprenden lo que les inculca la revolución. Eso requiere un mínimo de 30 años hasta que los niños formados con nuevo pensamiento puedan llegar a posiciones de poder”, se lee en la “providencia militar”.
Con todo lo que ha ocurrido hasta el momento, la “receta” sigue en el horno. El desmembramiento del poder legislativo de la nación es apenas un aperitivo de acuerdo al estilacho cubano y lo del revocatorio resultará un postre para quien guste de lo agridulce.
Leyendo toda la tenebrosa estrategia castrense contra nuestro país y la maltrecha democracia, la cual sucumbe por horas y de la manera más barata, me detuve en los comentarios que generó el escrito del General Lameda.
De una u otra manera todos los lectores coinciden en la pregunta dirigida a Lameda: ¿Por qué no lo dijo en su momento y esperar tantos años para divulgarlo? Algunos creen que la conspiración es interna.
Incluso, si todo lo apuntado es verdad, un lector anónimo pregunta: “¿Por qué hay tan pocos políticos y analistas que tocan este tema y la inmensa mayoría nunca se refiere a él? ¿Por qué la Asamblea Nacional calla frente a lo que es el tema medular en esta tragedia nacional? ¿Por qué el gobierno de Obama que ha dado todo a Cuba y no ha obtenido nada, sin embargo ratifica el decreto contra los chavistas? ¿Hay gente de la oposición, como se ha denunciado, actuando a favor de la dictadura cubana en la organización de eventos para la inversión en la isla? ¿Quién entiende y explica esta maraña de asuntos turbios?”.
Después de una “verdad” tan añeja como la descrita, la misma que repitió Lameda hace años por un medio de comunicación social, preguntamos: ¿Habrá algo más que esperar para actuar? Ojalá el epilogo de esta obra se resuelva en Venezuela para no concluir con la frase “tarde piaste”.
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