NI FALTA QUE HACE
Susana Morffe
Anteriormente Luz Elena podía comprar en el carrito de la
compra por Internet y a un solo clip
tenía todo solucionado con alimentos, artículos electrodomésticos, ropa y gran
variedad de objetos que se pueden o se podían comprar con tarjeta o cuenta
Paypal, etc.
Pero, le llegó la hora, hoy día su carrito se oxidó porque
dejó de rodar por la red y arrinconado, la crisis venezolana la alcanzó y ahora se pudre,
literalmente, con los cuentos del régimen, la caja y la bolsa Clap que no llega
nunca, una falsa entrega de artículos para el hogar mediante el programa Mi
Casa bien (o mal) equipada, por lo que le exigieron depositar 30 mil bolívares,
los cuales se los devolvieron, ¡Qué suerte!, porque el régimen no tiene ni cómo
responder ante ese rancio engaño.
Luzen como le apodan sus amigos, actualmente conforma la
clase “espaturrada”, ni alta, ni baja, ni media. Se ha codeado con gente de baja calaña,
mediocres, otras y otros acomplejados por el color de su piel, engañadores de
oficio y buscadores de dinero fácil hasta debajo de las rocas, llevándose por
delante hasta a los más honestos. La sociedad actual está repleta de tales
especímenes, se encuentran incluso en empresas disfrazadas de honestas, y los que se muestran como salvadores y
redimidos, son las propias pirañas disfrazadas de conejos. Yo le he dicho a
Luzen cuando la conocí, que ni ella ni yo somos perfectas, pero ella insiste
que su actual condición es producto del país. Pura excusa, pues.
¿Cómo hace ahora Luzen para sobrevivir en esta jungla
llamada Venezuela? Pues su vida de confort no le permitió prepararse como era
debido, desde el punto de vista intelectual y hasta espiritual; todo lo hacía
con un botón, un teclado y el carrito volaba de forma direccional. Hay quienes me comentan que la tecnología
nació para embrutecer y controlar a las personas. No dejan de tener razón,
porque fíjense lo que paso con la red “social” más antigua y la empresa Cambridge Analytica y Donald Trump para ganar
las elecciones en Estados Unidos. Ese escándalo lo destapó el rotativo The New
York Times y replicado por la prensa internacional, donde se cuenta que la
citada empresa y FB, dirigió al electorado a favor de Trump. ¡Espanto!
Volviendo al drama de Luzen. Esta chica está
perdida y no en el espacio. Ha perdido su patrimonio moral, hoy se vende al
mejor postor por las fronteras colombianas, antes había estado por Panamá y fue
expulsada de aquellos parajes. Esta venezolana, tiene un pasaporte de perdición
como consecuencia de un grupo de cretinos, calificativo sorteado por mí para no
enlodar este texto, pero todos saben que son peor que los roedores con extremos
calificativos sacados de léxicos utilizados en recintos carcelarios
venezolanos.
Hasta el momento de escribir este testimonio
conocí que Luzen andaba por Perú, camuflajeada como chica dedicada a la
limpieza de hogares domésticos, quién sabe con qué fin, después de haber
transitado por el mundo de su perdición.
Luzen ahora es Venezuela, con un pasaporte
“diplomático” que ella misma auto gestionó, antes de caer en la extrema pobreza
en la que se encuentran millares de venezolanos, dentro y fuera del país.
No le he perdido la pista para ver y saber si
se dispone a retornar a su patria, después del mundanal esfuerzo que ha hecho
para sobrevivir. Evidentemente que Luzen no es un buen ejemplo para otras
chicas, pero no pueden dejar de verse en ese espejo cuando el hambre aprieta,
la calidad de vida se quiebra y la capacidad para enfrentar por mejores medios
la sobrevivencia.
Cada uno es responsable de sus actos
carnales, de hambrunas y coexistencia. No hará falta recordarlo.
@susanamorffe