Pensando en calificar lo que ocurre en el territorio
nacional. Compleja no, diría que la situación en el país es típica del modo político
de los venezolanos. Apoyamos al que está ganando. Siempre ha sido así.
Se aproxima el día de la efemérides recordada en el país durante
61 años, la caída del régimen dictatorial del fallecido militar Marcos Pérez Jiménez;
es una constante, asumen el poder para quedarse, pero en el nicho mental de los
ciudadanos, se reconoce que a cada dictadura le llega su hora.
Hoy tenemos bandos ególatras que no han dado un paso al frente para salir de
una languidez política incierta, mientras la población se desvanece por hambre
y muerte, otros engordan sus arcas
personales. Y lo peor es, que nos estamos sacando los ojos unos a otros.
Juan Guaidò es un ciudadano venezolano, preparado
intelectualmente, no es estadista, pero si tiene la fortaleza humana que sus
pares políticos no han podido demostrar en 20 años del socio comunismo que “rechazan”
y con el que han bailado pegado por mucho rato.
A Guaidò por cierto, lo ven como pensando “y que se cree él”.
En nuestro jardín florido, Venezuela, todos saben la
historia de cada uno, algunas veces exagerada, patética, y entre ratos
voluptuosos para aprovechar las oportunidades. Tanto en el hablar como en
accionar.
Enfrentamos un episodio constitucional especial, por no
decir único, la historia nos recuerda cómo se logró llegar a la democracia con
situaciones violentas. El joven Guaidò carga encima de sus hombros una enorme
responsabilidad y los ególatras lo critican. El país se divide entre los
opositores, porque es mucho lo que pierden estando cerca del poder y ven quebradas sus jugosas
ventajas para sobrevivir al llegar la
hora final.
Pensando y observando los hilos ocultos de la política,
es momento de brindarle a la población
la esperanza de avanzar en lo que otros no han podido hacer. Si los eruditos en
la cosa política no han dado los resultados esperados, al menos dejen que
Guaidò haga el intento.
Nos espera una gran batalla electoral, pero dejemos que sea
demostrando el civismo que se ha perdido en los últimos años. Es tiempo de
enlaces inteligentes, se trata de nuestra libertad personal y pública y sobre
todo, por el rescate de nuestro país. Vale la pena rememorar el 23 y permitir
que Simón Bolívar “baje tranquilo al sepulcro”.
@susanamorffe