Nacer en la Luna (Por Susana Morffe)
-¿Cómo en la luna?, repreguntó la madre
Daniel Armstrong, es un fanático planetario y su debilidad es todo lo que tiene que ver con la Luna. No es por casualidad su apellido, es causal, sin ninguna familiaridad, pero por cosas del destino lleva el apellido del primer hombre que pisó ese planeta en el año 1969.
Algo debió suceder en las galaxias, universo y en el planeta tierra para que Daniel se apasionara con el tema. Se cree en su núcleo familiar, que alguna experiencia sideral tuvo que haber ocurrido par tanta coincidencia, lunático, con apellido y preferencias lunáticas.
Lleva 16 años de vida y aspira hacer estudios superiores de Astronomía porque él quiere tener el privilegio como ser humano de marcar su huella en el satélite de los poetas. Sueña que una vez termine su carrera profesional, hará el viaje más impactante de su vida para demostrar que su mamá pudo haberlo parido en la Luna.
Sus primos lo tildan de loco y su hermanita no hace otra cosa que contemplarlo perpleja porque no entiende cómo su hermanito quiere llegar a realizar un viaje tan lejos.
La madre piensa que su hijo siendo un terrícola es tan apasionado de la Luna, solo imaginar haberlo parido en la Luna, el mundo contaría con el único e irrepetible lunático que no pudiera ser rescatado por sus características físicas.
Daniel va más allá y piensa que en su planeta (la Luna) no existiría la envidia, egoísmo y violencia. Así la vida transcurre en el globo blanco y luminoso, con tranquilidad, sin espacio para el aburrimiento pues con tanta luz brillante daría motivación para crear, respirar y sin escasez para cubrir las principales necesidades de su mundo lunar.
¡Pero, qué locura es esa!, le riposta su tío, al que le dicen, por cierto, cara de cráter.
-Bueno tío, nunca lo entenderás, le dice Daniel.
-Solamente te hago una advertencia tío, cuando puedas ir a la Luna y regresar a la Tierra, estoy seguro que te escuchare decir: ¡Envíame de regreso! Será tarde, porque tus cenizas quedarán en la tierra que te vio nacer, mientras tanto yo allá seguiré surcando más caminos para la población.
- Ja ja ja, sigue soñando le dijo cara de cráter, cuando eso pase ya estarás más viejo que yo.
-Quédate tranquilo tío, el hombre que cree en si mismo tiene el poder en sus manos y puede lograr lo que quiere. No pude nacer en la Luna, pero estoy seguro que mis hijos sí. No lo dudes. Te veré desde el espacio.
Años más tarde Daniel se graduó de Astrónomo; la familia, allegados y amigos lo siguen, paso a paso, esperando su próxima jugada fascinante en el mundo.
Wow que genial mi querida Su, me quedo con esta frase "el hombre que cree en si mismo tiene el poder en sus manos y puede lograr lo que quiere."... y si es con la ayuda de Dios al infinito y más allá... un abrazote!
ResponderBorrarGracias mi Gi, así es, con Dios todo. Otro abrazo para ti.
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