martes, 28 de marzo de 2023

TIEMPO DE REFLEXIÓN/ EL PILLAJE ORGANIZADO

 Se conoce de antemano a quienes creen que Venezuela se está arreglando y organizando. Los síntomas inequívocos e individuales de abrir camino hacia una ansiada democracia, incluido el instaurado y vulgar renglón de la corrupción, es un enorme desafío, pero mantener un país con el actual desorden, no es otra cosa que pillería organizada.

En la población el robo ha creado ansiedad, debido a el contacto permanente o circunstancias y personas relacionadas con el pillaje.

El séptimo mandamiento de la Ley de Dios nos manda respetar los bienes ajenos y pagar las deudas, y nos prohíbe quitar o retener lo ajeno contra la voluntad de su dueño y causar daño al prójimo en sus bienes.

Para algunos autores, estamos viviendo una guerra espiritual en todos los sentidos. Vemos cómo mandatarios declaran, sostienen y extienden guerras, colocando en peligro a la humanidad por su ambición de poder y riquezas mal habidas.

El Señor en su inmenso amor, estableció una regla de cálculo matemático, setenta veces siete, mostrando su amor y gracia sin límites. “Sí, y cuantas veces mi pueblo se arrepienta, le perdonaré sus transgresiones contra mí”.

Esto nos permite elucubrar, si realmente puede haber un auténtico arrepentimiento de todas las personas que han creado malestar en el mundo, en el país, sus finanzas y el modo de vida de los ciudadanos.

Lo que puede generar un severo castigo por parte de Dios, es que los protagonistas de la hecatombe terrenal, muevan “piezas” en una suerte de “justicia social” pero a los ojos de Dios y del mundo, no es más que un nuevo orden de pillería.

Pudiéramos inferir que podría extenderse una ola de frustración, temor, impotencia y pánico. Asimismo, una sensación de alerta constante de ser víctima y desesperanza en relación con soluciones al problema de la criminalidad, dado los ejemplos que a diario estamos viviendo.

Cuando alguien roba en gran magnitud, lo hace con la ayuda de sus benefactores y las adecuadas protecciones. Tanto es ladrón el que roba, como el que deja robar para apoderarse de los bienes o derechos ajenos.

Dios no aplica exclusividad. En la Biblia, Santiago 5 dice: …a ustedes los ricos: “¡lloren a gritos por las calamidades que se les vienen encima! Se ha podrido su riqueza, y sus ropas están comidas por la polilla. Se han oxidado su oro y su plata. Ese óxido dará testimonio contra ustedes y consumirá como fuego sus cuerpos. Han amontonado riquezas, ¡y eso que estamos en los últimos tiempos! Oigan cómo clama contra ustedes el salario no pagado a los obreros que les trabajaron sus campos. El clamor de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso”.

Las Escrituras describen tiempos peligrosos de los últimos días. Habrá guerras y rumores de guerras, señales arriba en los cielos y abajo en la tierra, el sol se tornará en tinieblas y la luna en sangre, habrá terremotos en diversos lugares, los mares se saldrán de sus límites.

Susana Morffe

Periodista

susana.morffe@gmail.com

También lo puede leer en El Nacional.

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sábado, 18 de marzo de 2023

FRAGILIDAD SOCIAL

Verdaderamente que no hay diferencia entre lo que está cometiendo el tirano Putin con los niños en Ucrania y lo que está sucediendo en Venezuela con la educación. En ambos impera la agresión despiadada, cargada de sadismo visceral.

Es de conocimiento público lo que se ha informado en las últimas semanas, los estudiantes podrían perder el año de estudios, debido a la suspensión de clases por la lucha legítima y justificada de los maestros y profesores al reclamar sueldos dignos que les permita una vida decente. Son días y tiempo de alta tensión por la ola de protestas y paralización de actividades en las instituciones estudiantiles, tanto a nivel medio como superior.

El descalabro en Venezuela produce descuidos en otras áreas tan importantes como la integridad de alumnos y maestros.

Los enemigos del estudio y conocimientos que debe tener todo ser humano en una sociedad equilibrada y justa, han quebrantado el respeto en los planteles educativos y universidades, sometiendo a la fuerza las actividades educativas.

Una maestra se encargaba de tomar la lista de cada uno de los alumnos que ese día lunes llegaban a cumplir con su asistencia a clase. De 20 alumnos que completaba el salón, apenas llegaron 10, en un día lluvioso por cierto.

La maestra se notaba un poco indispuesta quizás por el día nublado, gris y con precipitaciones constantes, fuertes truenos y movilidad del tránsito totalmente inexistente.

Algo la hizo reaccionar, esa maestra era muy aguda para percibir el carácter emocional de cada uno de sus alumnos.

De pronto una adolescente se desmayó, justo cuando comenzaba el Himno Nacional para entrar a la escuela. Se trataba de Ismenia Acevedo, una niña que ya daba síntomas extraños y una conducta poco común.

Sus compañeros y la maestra rodearon su cuerpo para ayudarla a levantarse del suelo húmedo. El uniforme quedó mojado y sucio, también la media de la pierna derecha.

- ¿Qué te sucede Ismenia?, preguntó la maestra.

- No sé, estoy mareada y con ganas de vomitar, respondió.

De inmediato la niña fue trasladada a un servicio médico cercano y después de la revisión médica apropiada para su situación, el médico informó a la maestra que la chica tenía los síntomas de una desnutrición severa. Quiso ocultar su situación pero fue emplazada a decir lo que pasó.

Con el temor y la inseguridad que mostraba su frágil figura, la niña llorando reveló que sujetos de mal proceder violentaron su casa para robar. Intentaron violarla sin resultados de sus nefastos propósitos, pero fue golpeada y se llevaron todo lo que había en la casa, alimentos y enseres. La madre que es jefa y sustentadora del hogar, había quedado sin trabajo y solo tenían lo poco que se llevaron los ladrones. Desde entonces estaban viviendo de lo que le regalaban los vecinos. Estaban totalmente desprotegidas.

La situación educativa en Venezuela y los tropiezos que a diario deben resolver las familias, coloca al país en una fértil encrucijada de peligro y es momento de detener esta fragilidad social entre alumnos, maestros y un Estado incompetente.

Es menester, pasar al plano de la solución urgente y efectiva.

Los jóvenes comentan sus estudios de historia y les produce repugnancia que mientras Simón Bolívar construía la Patria en un siglo, hoy Venezuela ha pasado 23 años derrumbando lo que tanto le costó esfuerzo al Libertador de la Nación.

Hoy les atormenta la frase: “la ignorancia como instrumento ciego de nuestra propia destrucción”.

Susana Morffe

Periodista

susana.morffe@gmail.com

También lo puede leer en El Nacional https://twitter.com/ElNacionalWeb/status/1637416519461228545?t=Jsh-EyYCsV2yeLP_fb13cg&s=08 

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miércoles, 15 de marzo de 2023

VENEZUELA EN SU LABERINTO

En nuestra amada Venezuela se habla de elecciones, de primarias, pero se habla poco sobre medidas urgentes para terminar con el hambre, las enfermedades que aquejan a tantos venezolanos y es constante ver a la gente deambular buscando comida y medicinas a cuentagotas para sobrevivir.

Las condiciones precarias del venezolano merman cada día, razón por la que el peregrinaje no se detiene buscando nuevos horizontes lejanos.

Hoy lloran las madres, mujeres, hombres y niños sin escuelas, sin la conducción formativa de los primeros años. Todo se ha dejado a los vaivenes y estrategias de la política partidista.

El hecho se ha extendido por todo el territorio nacional, venezolanos hurgando en la basura y los supuestos líderes políticos, han convertido esas acciones en una costumbre. Una cosa es decirlo, pero otra muy distinta es verlo, no por fotos, ni videos, constatarlo personalmente y no poder hacer nada.

Caminando por un sector de la capital del estado Nueva Esparta, La Asunción, me encontré con una infeliz realidad. Vi a un niño con rizos dorados, piel quemada por el sol.

– Hola, lo saludo y le doy un toque con la mano en su cabeza, pero no responde.

– ¿Cómo te llamas?

- Julián, dijo en voz baja.

El niño no estaba solo, lo acompañaban dos hermanitos, tal vez mayores y la mamá, todos hurgando en las bolsas de basura. Julián no tendría más de 7 años de edad, rostro pálido, se notaba confundido y la piel manchada por el contacto con tanta basura.

Mientras sus hermanitos registraban intensamente en el basurero, como cuando los niños buscan los juguetes que le trae el niño Dios, la madre ni se percató que era observada. Ramírez es el apellido de la familia. Contaron que el día anterior fue mejor porque recogieron más comida y hasta un par de zapatos encontraron.

Los tres niños no tienen padre y la mamá también se rebusca pidiendo en las calles. Un escenario patético que muestra la decadencia humana.

Nuestra querida isla Margarita, la Perla del Caribe, no escapa de la pobreza crítica. Es la triste realidad de apenas un grupo familiar. ¿A quién le conmueve todo esto? ¿Acaso los líderes políticos no tienen compasión?

Me quedé pensando y a la vez sentí el mismo terror cuando vi por primera vez la serie apocalíptica The last of us. Estaremos en los tiempos finales de la destrucción del hombre por el hombre.

Una involución hacia la selva. El hombre de hoy mata para comer, ataca por instinto y roba para sobrevivir o por la voracidad irracional. Se me quebró el corazón.

El descalabro social en una región caracterizada por la tranquilidad y por ende para el disfrute familiar, es una utopía.

Recuerdo dos hechos, finales de 2016 y principios de 2017. El asesinato de Dhanna Zuyen Aponte Zerpa de 28 años de edad. El día 21 de diciembre de 2016, fue hallada desnuda y sin vida dentro de un tanque de agua de concreto de dos metros de altura, ubicado en el patio de la casa, residencia donde vivía desde hacía cuatro años. Fue estrangulada, robada, violentada dentro de su hogar para ser trasladada muerta por el pasillo de su residencia, la bajaron por las escaleras, atravesaron la planta baja hasta llevarla al final del patio, subieron por un andamio, corrieron la tapa de concreto pesado del tanque y la dejaron ahí escondida durante casi 24 horas donde finalmente fue encontrada.

El 4 de enero 2017, el niño Sebastián Asdrúbal falleció por falta de ambulancia que lo trasladara a un centro de salud, después de un arrollamiento en la vía pública. El niño pudo ser salvado, pero por más de una hora padeció y se desangró, finalmente fue llevado a la morgue del hospital Dr. Luis Ortega en una unidad policial. En la morgue los parientes tuvieron que comprar el formol.

Apenas son dos hechos de los más conocidos que convulsionaron a la sociedad neoespartana.

El país está bloqueado por agresión y urge detener la avaricia de los sectores de poder, para darle paso a la convivencia humana. Solo así podremos encontrar la salida a este laberinto mortal.

Susana Morffe

Periodista

susana.morffe@gmail.com

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jueves, 2 de marzo de 2023

GENERACIÓN DE VÍBORAS

La paz en Venezuela es un anhelo de la población humillada. Hombres, mujeres y niños claman al cielo una sociedad más justa y equilibrada.

Lo que se alcanza entender sobre el elevado grado de violencia que se ha desatado en el país, es que hay unos vencedores y los perdedores se resisten a aceptarlo. Enfrentados con armas y dispositivos de guerra, con su agonizante derrota, ante una avalancha de población que ha demostrado, sin esconder nada, su propósito de liberación de la esclavitud venezolana con el recurso más efectivo, y no es otro, la paz.

Pensadores consideran que cada uno de nosotros tiene un motor y un freno. El motor es la voluntad; el freno es la conciencia. Si nos falla el motor o la voluntad, nos volvemos como muertos en vida. La voluntad se expresa en el incansable esfuerzo de rescatar el país decente y próspero. La conciencia no se muda y se hace visible cuando se lucha por los derechos humanos pisoteados. Somos pusilánimes, temerosos, tímidos, pero no vencidos.

En eso se basa esta guerra desatada en el país. Se cometen locuras para no permitir al adversario la victoria y al otro sincronizarse en el poder, ambos extremos hacen cada día más difícil la convivencia social.

¿Por qué sucede todo esto? Ninguna persona sensata se equivocará al responder que en Venezuela impera un ego patológico, lo cual no permite tener visión sobre las causas y consecuencias de este embrollo tamaño familiar en el que nos han metido a todos. Este ego venezolano no es nuevo, su origen data de muchos años atrás, podríamos decir desde siempre. Se desató con mayor fuerza con los viajes a Miami en la era del “tá’barato dame dos”.

En medio de la miseria actual, intentan vender una Venezuela recuperada y no guarda ninguna sintonía con la verdadera realidad, hay jugosos intereses detrás de ese falso efecto mediante el cual se benefician unos grupos para hacer creer semejante engaño.

La cruda verdad es que todos quieren gobernar, sea como sea y al precio que cueste; lloran a los caídos pero la lucha sigue, no hay freno, porque el que se detiene pierde.

Entretanto, se cree disponer de todo el arsenal para el control de la población. Los organismos internacionales y países “preocupados”, solo alcanzan a desear que la convivencia política se arregle. Nada más. La razón es muy simple, hay intereses foráneos crematísticos y Venezuela aún le queda petróleo y minería y otros recursos. Algunos reconocen que la solución está en el territorio, pero toma senderos peligrosos.

Efervescente es la palabra que califica el ambiente ahora en todo el país. No se pueden atajar las voluntades que están en la calle luchando por su ideal de país democrático. Hambre con fiebre loca en la basura, abusos, violencia, desigualdades, es lo que va poco a poco creciendo en el carcomido espíritu de cada venezolano, amanece y finaliza en una calle en ruina.

Se rompieron los moldes de acuerdo y respeto, por la soberbia fuerza militar mixta en el país, incluidos los temibles “colectivos” y otras bandas criminales, con el fin de deslastrar a los nacionales y auténticos venezolanos.

La indefensión ha roto los moldes por el despiadado ataque social. 

La historia de estos últimos tiempos registra acciones lacerantes. Viene a nuestra memoria, aquel joven desnudo frente a una tanqueta al gritar: “no más bombas lacrimógenas”, fue desgraciadamente atacado con perdigones; también aquella mujer valiente que en claro desafío se colocó frente a otra tanqueta con el mismo fin de apaciguar la bestial respuesta militar y consiguió ser atrapada como delincuente. Al tiempo, venezolanos no midieron mermar su salud y se lanzaron al putrefacto rio Guaire para salvarse del ataque de la fuerza castrense. La historia no olvida.

La injusticia va en continua marcha y acaba con la vida de jóvenes y ancianos despiadadamente.

Yo, Susana Morffe, mujer periodista, vulnerada y dolida por el actual sistema social. Lloro y sufro en silencio por la diáspora familiar que me quitó la vida y por los que se han ido del país en su legítimo derecho de salvación. Mi corazón está tan desolado como Venezuela. También le clamo a Dios paz y libertad.

Estos y otros episodios cargados de la mayor tristeza y crueldad la estamos viviendo a diario. Nadie sabe a ciencia cierta cuál será el final de la lucha. Muchos vaticinan calladamente una guerra civil, el resto no descartan otras confrontaciones entre países.

Ciertamente, son los tiempos más crueles para Venezuela, ha sobrepasado y está desbocada en las calles la generación de víboras que tiene un solo fin: el exterminio.

Todos mandan y gobiernan, pero ninguno se detiene porque la ceguera colectiva, entre militares, políticos, empresarios y población, ha tomado el poder no para el bien sino para el mal.

En el país todos somos importantes, pero ¿Quiénes sobran?

Susana Morffe 

Periodista.

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