¿Pelando yo? Que va, me anoto en una lista para la Asamblea Nacional y resuelta la miseria personal por unos largos años. Así decidieron a los futuros representantes del pueblo, aspirantes a una curul en el país de la destrucción. No hay otra mejor forma de destruir para construir el pensamiento de los ciudadanos y sumar voluntades, vean el ejemplo de carrito chocón (Pastor Maldonado) que a punta de estrellar carros se gana lo que un “ilustre diputado” quisiera recibir en ¡DOLARES! por su actuación en una economía totalmente dolarizada. Entren que caben cien es el lema de la actual pobreza extrema legislativa de alto impacto en los tiempos flacos.
Se aprecia la crisis con la maratónica carrera emprendida por los “intelectuales” que se inscribieron en el Consejo Nacional Electoral para ser candidatos a regir las leyes del país, preparados para montar grandes combates en el circo romano, esta vez con más fieras hambrientas. La nueva fauna tendrá que rediseñar el circo para recibir a tantos postulantes en una especie de Torre de Babel con sillas y banquitos o gradas para el público en general con entrada libre.
Con la extensa incursión al parlamento venezolano hoy es inevitable recordar con cierta nostalgia lo que antes fue una institución de pensadores para legislar. Ciertamente existieron personajes notables, aún quedan rezagos de alguno de ellos, otros fueron la clave decepcionante de los votantes, aún quedan rezagos de alguno de ellos por sus fracasadas actuaciones en la hegemonía implantada, no obstante antes de su funeral sostuvo fortaleza y debilidades el “honorable” Congreso Nacional de Venezuela hasta 1999. En aquella etapa, diputados y senadores, de diversas ideologías, “armonizaban” desde las curules con debates sin combates, la historia registra algunas decadencias de ánimos, sin llegar a los rasguños, bofetadas y nocaut fulminantes. Los nuevos de estos tiempos no entran con muchas ideas, pero si con un kit que incluye guantes para pesos mosca y ligero.
¡Que pesados fueron los tiempos de crisis política! Como también fueron malos los tiempos que no se aprovecharon para construir bases sólidas suficientes del sistema. Ahora nos enfrentamos con una serie de orangutanes que aplican saltar talanqueras, cuyo término es el más usado para describir el tipo de fauna indefinida que representa al pueblo de Venezuela, donde las ideas pasaron a un segundo plano, siendo lo primero sobrevivir en turbios negocios aplastando los compromisos con la colectividad. Entren que caben cien y todavía hay para más.
La peor, triste y decepcionante hazaña es convivir con las fieras y a la larga o a la corta vida diaria, demuestran unidad en la manada pero se patean al final del día. Piensan para destruir y no para construir y así va aumentando la crisis penetrando en un circo bestial, donde se escucha solamente el resoplo de los caballos. La pregunta es: ¿Quién o quiénes están rescatando la voz del pueblo y el espíritu de votación para el 6D? Los venezolanos alimentan sus esperanzas con un nuevo parlamento que tuerza el dantesco panorama transitado por la Venezuela querida pero pisoteada, al igual que un marido maltratador con una mujer sumisa.
Los venezolanos son maltratados con las mentiras y engaños, muertes, el hambre, el desempleo, las injusticias, los golpes bajos y la falta de valores en la familia venezolana. Al mismo tiempo se hacen alianzas que en nada benefician al pueblo, ese pueblo al que le siguen dando espejitos por oro, ese pueblo al que lo van llevando otorgándole dádivas, ese pueblo que saquea para comer, ese pueblo que se mantiene como pueblo nada más para votar en equis proceso electoral y muere por falta de asistencia en los hospitales. La Org Crisis Group en un informe sobre Venezuela advierte que el país se encuentra a pocos pasos de una crisis humanitaria. Entonces, estamos en un país de impostores. Habrá que concluir que, ¿en Venezuela no hay líderes sino impostores?
Impostor es aquel o aquella que se hace pasar por otra persona o por lo que no es, de dónde proviene, no decir lo que de verdad piensa, no acabar las cosas, intentar impresionar a los demás y pisotear la autoestima al no permitir el desarrollo y crecimiento de las empresas y del pueblo. Con todo han hecho de esa postura una práctica cotidiana utilizando el dinero de todos para mantenerse en la palestra, sin beneficios a largo plazo en las comunidades. La mejor oportunidad la tenemos todos los días para darle solución al fraude. Es cuestión de ser democráticamente capaces, en el futuro cercano, para saber seleccionar entre un impostor y un verdadero líder en la silla de Miraflores.
@susanamorffe
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