sábado, 26 de septiembre de 2015

PENA DE MUERTE LENTA

Según los especialistas, en el planeta tierra existen más de cuatro mil religiones que han provocado y continúan provocando guerras, divisiones, odios y cantidad de dogmas, algunos en extinción. Esta bola de nieve creada por el hombre abrió el campo de batalla para la contradicción entre unos y otros, cada grupo cree en sus dioses y diosas y ninguno es dueño de la verdad.

Indiferentemente del legalismo y la sumisión de los creyentes, se ha conformado un camino a la medida y modo de interpretar la Biblia. Hay una verdad incuestionable, Dios es sencillo y los humanos complicados para coexistir.

De este modo se ha concebido la gira del Papa Francisco, algunos se han quedado perplejos y otros prorrumpen con júbilo las palabras del patriarca de la iglesia católica, pero a fin de cuentas el Papa habló y ha generado un volumen de titulares y despliegue, desde el punto de vista informativo, en la prensa mundial por sus creencias acerca del modo de vida que llevamos.

La postura diplomática y espiritual del Papa sobre los hechos que atrofian a los países del planeta, ha ganado defensores y detractores lo cual ha tejido diversas opiniones acerca de sus planteamientos en la gira pontificia.

Antes de su gira habló del aborto, el divorcio, homosexualismo, y aún más, sus expresiones fueron criticadas cuando se refirió a la abolición de la pena de muerte en Estados Unidos, mientras que en Cuba hubo reserva, -siendo el puente de la mala praxis humana- como allá no dijo ni jota levantó áridas críticas.

Si sustraemos sus palabras y las contextualizamos en Venezuela, el Papa jesuita hizo referencia a uno de los peores problemas que enfrentamos en nuestra sociedad al manifestar: “«abolición mundial de la pena de muerte», porque «una pena justa y necesaria nunca debe excluir la dimensión de la esperanza y el objetivo de la rehabilitación»… cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse en la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito».

La pena de muerte en Venezuela es una práctica diaria y es un problema puntual que tendrá que atacar el nuevo gobierno democrático que decida la población.

En Venezuela la delincuencia, el hampa y sus asesinos han salido de los recintos carcelarios, algunos escapados y otros bajo la “gracia” de autoridades inconscientes. Estamos viviendo entre todo tipo de seres descompuestos deambulando por calles y avenidas, nos tropezamos con ellos en bancos, centros comerciales y diversos sitios públicos y no los reconocemos.

Las penas establecidas en Venezuela son de 30 años, no hay cadena perpetua, pero si pena de muerte en las calles. Los venezolanos sabemos que una pena de muerte diaria y lenta es ordenada e impuesta por el hampa.

Antes de criticar la mención que hizo el religioso, es vital replantearse el mayúsculo problema que tenemos en los recintos carcelarios.

La reforma carcelaria debe comenzar con la preparación disciplinaria de la guardia custodia, hombres sometidos a rigurosos entrenamientos de civilidad, educación integral para optar a un cargo, con remuneración acorde al desempeño laboral. La Guardia Nacional existente debe desaparecer y crear una fuerza armada especializada en sistema carcelario. Lamentable que exista la Universidad Experimental de la Seguridad y en la práctica es otro organismo atrofiado por el régimen.

Los reos deben ser sometidos a exámenes periódicos de rendimiento en tareas dirigidas y mantenerlos ocupados durante el día con horas de descanso. Hay modelos de cárceles en el mundo, pero ninguna como las de Venezuela.

Las edificaciones deben ser remodeladas y acondicionadas para albergar a un número exacto de presidiarios para terminar con el hacinamiento y la podredumbre existente en los retenes de Venezuela, sin las aberrantes condiciones de spa y ambiente turístico que ha sido sembrado por las actuales autoridades del régimen para ofrecerles una vida de placer a los presos a cambio de dudosas acciones. Debe crearse en cada recinto celdas de máxima seguridad para los que no tienen remedio, hay que hablar claro, tenemos asesinos en potencia que no superan la rehabilitación.

Elio Gómez Grillo, experto en régimen penitenciario, consideraba que la mejor solución para arreglar el sistema venezolano es abolir la cárcel.

“Lo primero que hay que hacer es agruparlos, la clasificación tiene que ver, inicialmente, si es primario o reincidente, de modo que en esto hay un barranco de diferencia. La clasificación debe ser de acuerdo con sus antecedentes, su profesión, edad y salud, expuso.
Después deben alimentarnos lo suficiente, darles trabajo y, sino conocen algún oficio, enseñárselo, luego viene el estudio. Los presos del mundo entero son jóvenes varones, ellos, en su inmensa mayoría, tienen estudios elementales o no tienen estudio, hay muchos que son analfabetas. Y finalmente, -prosiguió- hay que darles recreación. Esta es la cartilla elemental de un privado de libertad, además de darle condiciones dignas de vida, que puedan dormir humanamente”.


El próximo gobierno democrático deberá lograr eliminar los antros carcelarios y modificar los procesos judiciales, solo así se podría convivir en una sociedad con niveles de seguridad ciudadana, libre de corruptos y asesinos.

Particularmente creo que las divisiones en el mundo seguirán existiendo hasta que cada habitante del planeta se convenza que Dios es real, vive, no es un invento, no es una religión, es el camino y el punto de convergencia para vivir en armonía, sin guerras y odios, las mismas que colocan a los seres humanos en el umbral del más allá.

@susanamorffe

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