Una de las experiencias más reveladoras
del amor de Dios es cuando recibimos y abrimos la puerta para que el Señor entre
en nuestro corazón. Es un momento que solo vive de manera indescriptible y
emocionante, el que ha decidido dar un paso a la libertad y echar fuera las
ataduras del mundo esclavizante. Los cambios van sucediendo paulatinamente. Así
lo viví.
Más aún cuando estamos conscientes del borrón
y cuenta nueva que aplica Dios Todopoderoso a nuestras transgresiones. «He borrado como niebla tus rebeliones, y como nube tus
pecados» (Isaías 44:22). Su misericordia sana y redime los lugares más
dolorosos de nuestro ser.
En ese nuevo camino por transitar crece
la inquietud de saber y aprender qué hacer en adelante. En el libro de Rick
Warren “Una Vida con Propósito”, el autor dedica un capítulo titulado ¿Para qué
estoy aquí en la tierra? Y además confirma que todo comienza y termina con
Dios. De tal modo que inexorablemente descubrimos a lo largo de la vida que si
hay un propósito, cuyo privilegio es para los escogidos y fieles a Dios.
Encontré mi propósito de vida, no en la educación y carrera
profesional que él me permitió adquirir, no,
lo encontré cuando Dios me habló para decirme que el propósito de mi vida está íntimamente relacionado con el
despertar espiritual. Es en esa intimidad con Dios que crece nuestra
razón de ser, saber y entender. Esa razón de vivir que se ha convertido en un motor,
en algo que hace que te levantes con energía y motivación cada mañana.
Warren dice:
“fuiste hecho para pertenecer a la familia de Dios porque él quiere tener una
familia”. Eso me hizo aceptar que no estaba sola y abandonada, más bien he sido
adoptada a una familia real ¡Que privilegio! Saber que es mi padre y hoy día es
mi todo. Mi vida le pertenece y paso a
paso compruebo que lo malo que me pueda pasar se convierte en lo bueno que debo
aprender y que el amor brote de mi interior como una fuente inagotable.
Tal es su ejemplo.
Es algo que entendí y acepté:
- Algo
mediante lo cual ayudas a otras personas, al planeta o la sociedad.
- Algo que
no haces por obligación, lo haces simplemente porque eso da sentido a tu vida,
sin esperar nada a cambio, pese a que a veces, incluso, puedas ser remunerada
por ello.
- Algo que
harías, aunque te jubilaras o no te pagaran por ello, pues el motor principal
de ello no es de naturaleza lucrativa ni material.
- Algo que
realizas, no desde el ego, para obtener riqueza, fama, reconocimiento o éxito,
sino por el puro placer de contribuir y hacer felices a otros, dejando de lado
los intereses egoístas.
Por todo lo
anterior y por lo que me falta saber, conocer y descubrir, sigo con Dios.
Dios bendiga mi vida. Amén.
Susana Morffe
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