lunes, 7 de septiembre de 2020

La COVID-19 puede dar paso a ciudades más orientadas a los peatones y los ciclistas

 
La pandemia de coronavirus ha obligado a interrumpir la actividad en ciudades de todo el mundo, lo que podría empujar a millones de personas a la pobreza y crear una gran presión sobre los balances generales de los Gobiernos. No obstante, las ciudades necesitarán recurrir al transporte más que nunca para evitar un colapso económico, especialmente si se tiene en cuenta el gran número de personas que deben salir de sus hogares para ganarse la vida o prestar servicios esenciales. El transporte sostenible —el transporte público y los traslados a pie o en bicicleta— puede constituir una forma eficiente y confiable de movilidad para conectar a las personas con las oportunidades.
Movilizarse en bicicleta
Los encargados de la toma de decisiones se han dado cuenta rápidamente de que las bicicletas podrían ser una manera de traslado segura para los habitantes en el marco de la COVID-19. Además de ser un medio de transporte abierto, el uso de la bicicleta facilita el cumplimiento del distanciamiento social gracias al espacio que esta ocupa y la distancia adicional que los ciclistas deben dejar entre sí para evitar choques.
En consecuencia, muchas ciudades de países desarrollados y en desarrollo han establecido ciclovías temporales en los últimos meses, como se ha podido observar en París (i), Londres, Berlín, Milán, Bogotá, Ciudad de México, Lima y Wuhan. Como parte de esta tendencia, se utilizan nuevas guías de diseño (PDF, en inglés) para ayudar a los Gobiernos locales a implementar cambios simples en la infraestructura o la señalización vial, lo que permite la creación de los carriles para bicicleta a bajo costo y en apenas 10 días.
Aunque esto se diseñó como solución provisional, no es ilógico pensar que algunas ciclovías podrían volverse permanentes. La opinión pública, sin duda, está avanzando en esta dirección: el 56 % de los habitantes de Londres “quiere que las aceras se ensanchen de manera permanente para crear espacio para caminar y el 57 % quiere que se creen nuevas ciclovías y se agranden las actuales” (i). Además, con la infraestructura adecuada, las bicicletas pueden trasladar a una enorme cantidad de personas. En 2019, los 583 kilómetros de ciclovías permanentes de Bogotá (PDF) absorbieron 800 000 viajes por día, que corresponden aproximadamente al 6 % de todos los viajes, contando los traslados a pie y en vehículos motorizados.
Fuente Grupo Banco Mundial

















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