Depender de los números es cosa seria, sobre todo cuando las cifras matemáticas dicen más que las palabras. No hay equivocación alguna de 2+2=4. Todas las operaciones son exactas e incluye el juego de envite y azar, hasta los porcentajes de fórmulas médicas, consumo de alimentos, medicamentos y en los complicados análisis macro económicos, entre otros tanto de importancia capital.
Adicional a los resultados de las sumas, divisiones, restas y multiplicaciones palpables, existen fórmulas tangibles en el sutil componente emocional.
Habría que estar en los zapatos de esos seres humanos que se llenan de cifras cuantiosas de dinero en negocios y trabajos honrados, así como los mal habidos. En estos malos tiempos Venezuela lleva la batuta con los dineros que pertenecen a la nación pero otros se los roban con devoción.
Ni qué decir sobre escalofríos que se producen al hablar de cifras que favorecen a ciertos grupos, cuando incursionan en competencias, tanto deportivas como políticas. De estas últimas, las cifras para algunos no solo dan escalofríos sino que enerva el espíritu y descompone la estructura emocional de esas personas.
El ejemplo más reciente ha sido la elección de candidatos en el ámbito político de las Primarias de opositores al régimen para designar a la figura que entrará a competir en la próxima contienda 2024, para elegir al próximo presidente de Venezuela.
Se asoma así el delirante aspecto emocional cuando las cifras favorecen a un candidato opuesto a los intereses de los contrarios.
María Corina Machado ha dado muestras de valentía, coraje, voluntad y libertad para luchar, sin miedo, por los abandonados ideales y valores de honestidad, trabajo y productividad en la generación de riquezas equitativas. Se enfrentó a combatir por los duros años de hambre y miseria que le hicieron fácil el piso para construir su plan de gestión sobre lo que todo venezolano aspira para los próximos años: trabajo honesto, capacitación y oportunidades de una vida digna para la población del país.
Obviamente que sus opositores no esperaban una cifra tan escalofriante como 2.253.825 electores que la eligieron como la candidata para la próxima contienda y optar a la presidencia de la República; María Corina Machado contra viento y marea, y de la manera más rupestre, fue elegida entre otros nueve candidatos. Los números son serios, no hubo necesidad de apoyo con máquinas electrónicas, el conteo fue manual y medios de comunicación silenciados. Pero, en una cómica respuesta por parte de los detractores, cantaron fraude equipados con poderes, además del mal empleado argumento de la inhabilitación. Dos aspectos que no tienen asidero, al menos legalmente, para los efectos de descartar esa auténtica prueba de elección. Si un contendor gana en buena lid, para un tramposo entra en sospecha.
«Por ignorancia nos dominaron más que por la fuerza» palabras de Simón Bolívar.
Venezolanos de las distintas clases sociales que quedan en el país, media y baja, no escatimaron para salir el 22 de octubre a darle el espaldarazo electoral a María Corina Machado, quien abrió la puerta de la esperanza en su campaña para un pueblo sediento y hambriento.
Si los que están en el poder continúan torpedeando o cuestionando los hechos “irreversibles” de la votación, reconocida inclusive en el ámbito internacional, el pueblo y el Dios Soberano tendrán la última palabra.
Col 3:25 “el que hace injusticia, pagará por la injusticia que haya cometido, porque no hay acepción de personas”.
susana.morffe@gmail.com
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