sábado, 23 de septiembre de 2017

OPINIÓN

TURISMO EN GUERRA
Susana Morffe

Si hay algo que en el mundo es atractivo y perfectamente ubicada en el globo terráqueo, es nuestra isla de Margarita. Está conformada para atraer la atención de visitantes, propios y foráneos, debido a sus bellezas naturales, clima, playas y gastronomía, además de su interesante y heroica historia, que define el bravío de sus conquistadores ante el yugo español de añejos tiempos con fines de la ansiada libertad.

Numerosas guerras tuvo que enfrentar Margarita para ganarse su ubicación como provincia, ante las pretensiones de dominación. En esa gesta, es propio reconocer la grandeza y el heroísmo de la batalladora mujer Luisa Cáceres de Arismendi. En sangre, sudor y lágrimas, se concreta su obra política. También fueron otros que lucharon a brazo partido por tener el territorio que nos pertenece, con nuestros libertadores, Simón Bolívar, Santiago Mariño, Juan Bautista Arismendi, entre otros.

Ahora todo se ha volcado en una guerra económica que mantiene a la isla de Margarita en la más profunda pobreza, alejando a los turistas, entristeciendo los rostros de niños, jóvenes, ancianos, hombres y mujeres que han dado su vida por este bendecido terruño. Todo este nefasto panorama ha sido posible por las equivocadas políticas sembradas para destruir y no para construir

Para el privilegio de nuestra región, aún contamos con gente liberadora con fuerza para repeler y detener la guerra más brutal que se ha tenido en la historia de Margarita, con una población emergente y aspirante a que la situación económica mejore y se vuelva a levantar el paraíso que con tanto esfuerzo fue construido.

Además de la pésima calidad de vida de los habitantes de la isla, el turismo lo han convertido en zona de guerra, debido a la desmejora de los importantes pilares que mueven la economía para el resurgimiento de nuevas y favorables opciones de vida, generando empleos y contribuyendo a fortalecer lo que Dios colocó en cada metro cuadrado de la región insular. La guerra turística se ha desatado por la falta de agua, luz, alimentos, medicamentos, comunicaciones en general y gasolina.

Hoy, en pleno año 2017, nuestra resistencia, así como la tuvo siglos atrás Luisa Cáceres de Arismendi frente al yugo español, los neoespartanos margariteños y cochenses, enfrentan ahora el yugo de un régimen, con fuerzas militares que no responden a la población, sino a intereses foráneos, con ideologías anacrónicas para subordinar a todos en el empeño de establecer sistemas obsoletos y superados a lo largo de la historia del mundo.

Expertos turistólogos sostienen y han entendido que una región provista de atractivos especiales, no puede estar en las manos de improvisados y mucho menos de políticos con ansias de poder para lucrar por las acreencias personales. Se trata de acciones ejecutadas por gente estudiada que tiene conocimientos sobre la creación de una infraestructura turística, perfectamente diseñada para enriquecer las bondades que ofrece, en este caso la isla de Margarita.

A estas alturas, se debe terminar con la frágil estructura que han diseñado personas desconocedoras del turismo, con el único afán de ganar una guerra política que vemos desmoronarse en poco tiempo, porque no ha sido un plan concebido para la permanencia necesaria, sino para la urgencia enriquecedora, sin consideraciones humanas a largo plazo.

Lo que se pretende lograr en Margarita no es otra cosa que su estabilidad, pero la manera de hacerlo es creando e invirtiendo para el desarrollo potencial de su turismo auténtico, con políticas públicas, no para tiempos de guerra, sino para el disfrute de la raza humana.

@susanamorffe

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